miércoles, 20 de junio de 2018

Nuestra escuela contra el racismo

Queremos expresar nuestra preocupación por todas las terribles noticias de tinte racista que se están produciendo en el mundo en general y en nuestro país en particular.
Noticias como "los refugiados al llegar a España pagan chupitos con billetes de cien euros" o "recoger negros en el mar es postureo" o publicaciones que se lamentan de que los emigrantes ilegales puedan ser atendidos por nuestra sanidad o la terrible actuación del gobierno americano de Trump con los niños de los emigrantes solo tienen un nombre y ese es RACISMO.
Según nuestro código penal, la negación de auxilio a un SER HUMANO es un delito y todas aquellas actuaciones políticas o particulares dirigidas a evitar esa negación deben ser apoyadas por todo el mundo, porque lo contrario nos convierte en una sociedad despreciable.
Es muy triste que alumnos y conocidos se hagan eco de este tipo de noticias racistas, la mayoría de ellas absolutamente falsas, concebidas sólo para crear odios.
A todas esas personas, que se dejan llevar por estas ideas, hoy queremos recordarles que HAY QUE LEER MÁS, hay que saber discernir cuando algo es mentira o media verdad, manipulada sólo para agitar una sociedad empobrecida por la situación socio-económica y que llega a pensar que son los emigrantes los que tienen la culpa de algo así.
Eso, hacer pensar a la población que los emigrantes y refugiados tienen la culpa de lo que nos pasa, es lo que hicieron grandes asesinos de la historia y ya sabemos todos a qué conduce eso y cómo acaba.
No lo permitamos. Antes de compartir noticias u opiniones de este tipo, por favor, piensa, lee, estudia. Usa tu cerebro y recuerda cuánto has agradecido que alguien te ayude cuando te has encontrado en una mala situación. Los refugiados y emigrantes son personas que huyen de situaciones gravísimas y con peligro de muerte y no atenderlos con la debida humanidad creará una desigualdad mayor, probablemente que la que tú estás viviendo. No vuelques tus frustraciones y odio con ellos y luchemos todos juntos para combatir sus problemas y tus problemas..., pero NUNCA TE DEJES ENGAÑAR convirtiéndote en algo monstruoso. Para eso está esta escuela y todas las demás: para ayudar a pensar y librar a cualquiera que se acerque a ella de la ignorancia y la brutalidad.

José Ángel Álvarez C
Director CEPA Pedro Gumiel

miércoles, 7 de marzo de 2018

Sobre la exposición "Nos hacemos visibles"


       El próximo 8 de marzo (y hasta el día 23 del mismo mes) el centro de la mujer del Ayuntamiento de Illescas inaugurará la exposición "Nos hacemos visibles" con las fotografías que, hasta ahora, han sido el comienzo de un proyecto más amplio en nuestra escuela de adultos.

       Dicho proyecto intenta dar protagonismo a las personas que estudian y trabajan en nuestro centro, mostrando su rostro y sus palabras en un humilde intento de dar testimonio del hermoso esfuerzo de mejorar la vida a través del estudio y la cultura. 

      Las escuelas de adultos están llenas de personas en busca de una segunda oportunidad en la vida y es esa búsqueda, con las circunstancias que la provocan, la que hace a esas personas más reales, cercanas y valiosas, porque el aprender no debería acabar nunca y porque la cultura es la base de la humanidad. 

      Llevados por esta idea, al comenzar la planificación del proyecto, todos lo tuvimos claro: de todos, las más valientes y las que mejor podrían hablar del trabajo, del esfuerzo, de la búsqueda de uno mismo y las que más dispuestas estarían a animar a otros a estudiar serían, sin duda, las mujeres. Por ahí empezamos: son esas mujeres las que, a partir de mañana, veremos en la exposición de la biblioteca municipal de Illescas. 

      Gracias a los magníficos retratos de Víctor Hugo Antón Román, veremos las caras honestas de 36 mujeres que trabajan, estudian, cuidan de los demás, a veces en circunstancias duras, y, además, tienen valor de mostrarse "por si a otros les vale de ejemplo". 

      La sesión fotográfica tuvo lugar a la vez que una pequeña entrevista en la que ellas nos hablaban sobre su experiencia laboral, su vuelta a la escuela, sus éxitos y sus fracasos, sus expectativas... Entrevistador y fotógrafo nunca pensaron en que la tarea les llevaría a enfrentarse a historias a veces muy duras, a veces sorprendentes, a veces simpáticas, pero con un denominador común: todas las mujeres se sentían en desigualdad de oportunidades con respecto a los hombres.

     "Para nosotras todo es más difícil", "me echaron por quedarme embarazada", "en las entrevistas de trabajo me preguntan si voy a tener hijos", "en mi época las mujeres no podíamos hacer nada y los hombres, todo", "es duro sacar sola a los hijos", "los trabajos a los que podemos acceder son siempre los mismos", "cuido de mis hijos y de mis padres mayores", "trabajo de sol a sol para traer a mis hijos de mi país", "espero para mis hijas un mundo más igual". 

      Tristes frases que reflejan una triste realidad.

      A las 36 protagonistas de la exposición, a todas las mujeres, a los hombres, a las autoridades políticas: en la educación está el camino hacia la igualdad y la justicia social.
      Bienvenidos a esta escuela de adultos, a cualquier escuela de adultos, a cualquier escuela.


José A. Álvarez Cabezuelo



Exposición "Nos hacemos visibles" - Biblioteca municipal de Illescas (8 de marzo - 23 de marzo)






      

     

martes, 13 de febrero de 2018

Una pintora española: Rosario Weiss (De Aloña Fernandez Arrechi para El Confidencial)


Rosario Weiss: de aprendiz de Goya a maestra de Isabel II

La Biblioteca Nacional acoge una muestra con más de un centenar de obras de la excepcional dibujante madrileña, que fue alumna del pintor aragonés e hija de su ama de llaves, Leocadia Zorrilla

"La Rosario Weiss ha muerto, y entre tantos periódicos artísticos y literarios que se publican en España, no ha consagrado ninguno el menor recuerdo, la mas simple memoria que dé a conocer la gran pérdida que con su muerte ha sufrido nuestra patria. Era muger, y esta sola circunstancia debiera haber bastado para que con mas entusiasmo se ensalzara su mérito y se llorara su fin; porque si son dignos de admirar los talentos de aquellos hombres que han logrado sobresalir en la profesión a que se dedicaran, mucha mas alabanza merece una muger que sobreponiéndose a las dificultades que le ofreciera su sexo ha sabido vencerlas con éxito feliz."
Con estas palabras comenzaba Juan Antonio Rascón Navarro, conde de Rascón, el obituario que la 'Gaceta de Madrid' publicó el 20 de septiembre de 1843 sobre Rosario Weiss. Una de las pocas mujeres que, en aquella época, tuvo el honor de ingresar como académica de mérito por la Pintura de la Historia en la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando.
"Si con mejor fortuna no se hubiese visto precisada a trabajar incesantemente para subsistir" continuaba Rascón, "habría dado ancho campo á su florida imaginación, legando a la posteridad obras tan inmortales como las que hicieron célebres á los Murillos, a los Velazquez y a los Herreras". Pero la vida de la joven artista poco tuvo en común con aquellos que referenciaba el noble, muchas veces por ser mujer, otras simplemente por el momento histórico que le tocó vivir. Una carrera artística singular que la Biblioteca Nacional recupera a través de la exposición 'Dibujos de Rosario Weiss (1814-1843)', abierta al público hasta el próximo 22 de abril.
'Mujeres lavando', dibujo de formación de Francisco de Goya y Rosario Weiss. (BN)
'Mujeres lavando', dibujo de formación de Francisco de Goya y Rosario Weiss. (BN)

Como una hija para Goya

Rosario Weiss nació en 1814, siendo la tercera hija de Leocadia Zorrilla e Isodoro Weiss, un joyero alemán judío afincado en Madrid. El matrimonio ya daba muestras de agotamiento dos años antes de que ella llegase al mundo, pero no fue hasta 1817 cuando su madre decidió acomodarse como ama de llaves de la "Quinta del Sordo". La finca que Francisco de Goya tenía por aquel entonces a las afueras de la capital.
La inusual ruptura de la familia Zorrilla Weiss y la influencia que el artista maño ejerció en la pequeña ha dado lugar durante décadas a numerosos rumores, que señalaban a Goya como progenitor de la artista. Un posibilidad que Carlos Sánchez, comisario de la muestra, no confirma, ni tampoco descarta. "No hay pruebas que permitan afirmarlo; yo creo que no, pero lo que realmente importa es que Goya la quiso como a una hija: en una carta a Leocadia se refiere a ella como "mi Rosario", en otra que escribió a su amigo Ferrer le pide que la trate como su fuera su hija".
Cuando la niña tenía con apenas siete años, y mientras aprendía a escribir, Goya hacía dibujos para que ella los copiara o los completara. Prueba de ello son algunas de las láminas que están presentes en la muestra, como 'Mujeres lavando' (sobre estas líneas) o 'Hay que me caso', obras conjuntas en las que el profesor y su alumna representaban imágenes cotidianas a partir de las ideas y los trazos del reconocido artista. "Son obras muy interesantes" explica Sánchez, "por mostrar sus comienzos y por ilustrarnos sobre una faceta poco conocida del pintor aragonés, profesor de dibujo en un ámbito familiar".
Imagen de la muestra de la Biblioteca Nacional con la copia del retrato de Goya hecho por Weiss al fondo. (BN)
Imagen de la muestra de la Biblioteca Nacional con la copia del retrato de Goya hecho por Weiss al fondo. (BN)

Exilio, aprendizaje y regreso

En otoño de 1824, siguiendo los pasos de Goya, Leocadia Zorrilla y sus dos hijos llegaron a Burdeos. Meses después de establecerse junto a él, Rosario entró en la escuela pública de dibujo que dirigía el maestro Pierre Lacour. Allí la joven pudo recibir la instrucción académica que su, hasta entonces, único maestro había rechazado en sus inicios, y la expresividad de sus obras se atemperó. El trazo de sus creaciones se volvió así "preciso, limpio y ordenado", apostando por el estilo predominante en Francia.
La muerte de Goya en 1828 dejó a Leocadia, que por aquel entonces era considerada su compañera sentimental, en una posición difícil. Aunque ella misma relató en cartas posteriores al fallecimiento que, en sus últimos momentos, el pintor aragonés quiso hacer testamento a su favor, el odio que se profesaba mutuamente con el único hijo superviviente de Goya le condenó a pasar algunos años difíciles. Según Sánchez, Zorrilla y sus dos hijos "pudieron sostenerse gracias a una pensión que Leocadia obtuvo del gobierno francés como exiliada política y al apoyo de su círculo de amistades, de españoles exiliados y de Pierre Lacour, el profesor de Weiss en Burdeos."
'Mujer en un jardín' de Rosario Weiss, dibujado hacia 1833. (BN)
'Mujer en un jardín' de Rosario Weiss, dibujado hacia 1833. (BN)
Unas penurias a las que lograron poner fin en 1833, cuando la amnistía para los liberales exiliados permitió que Leocadia y sus hijos regresasen a Madrid. Por aquel entonces Rosario, con 19 años, comenzó a trabajar como copista en el Museo del Prado primero y en la Academia de San Fernando después. Gracias a los encargos de particulares interesados en el arte, Weiss pudo contribuir a la economía familiar copiando al óleo y a lápiz pinturas de los grandes maestros, entre las que se encontraba el retrato que Vicente López hizo de su maestro, Francisco de Goya. Un cuadro que también puede contemplarse en la exposición de la Biblioteca Nacional, junto a otros dibujos y las versiones en tamaño reducido que la pintora hizo del retrato de la Tirana, precisamente del pintor aragonés, y del retrato de los duques de San Fernando según el original de Tegeo.
"Para poder continuar sus estudios i atender a su existencia i a la de su madre que penden solo del producto de su profesion, necesita como medio unico para continuar su carrera copiar los cuadros del Real Museo de pintura de esta Corte" escribió Weiss en 1836 a la regente María Cristina en una carta que también está presente en la muestra. Un año después, la inauguración del Liceo Artístico y Literario ayudó a Weiss a destacar en el competitivo ambiente artístico del Madrid de la época, presentando sus obras en las exposiciones anuales de la institución, dibujando junto a otros socios y retratando una clientela burguesa ilustrada, entre la que se encontraban escritores como Espronceda, Zorrilla o Mesonero Romanos.
Imagen de la exposición de la Biblioteca Nacional. (BN).
Imagen de la exposición de la Biblioteca Nacional. (BN).

La breve "maestra real"

En 1840 Rosario Weiss consiguió ser admitida como académica en San Fernando, un nombramiento que, según Sánchez, "le proporcionó prestigio personal y profesional y ella lo utilizó como aval en su petición para ocupar el puesto de maestra de dibujo de las hijas de Fernando VII", fallecido siete años antes. La llegada al poder de los liberales en marzo de 1841 propició la renovación del personal encargado de la educación de la heredera al trono y su hermana, a quienes pretendían mantener alejadas de las interferencias de su madre, exiliada en Francia.
Para el comisario de la exposición, el interés de la corte por hacer de Isabel II una monarca culta y constitucional les llevó a procurarle la mejor educación y Rosario Weiss fue seleccionada gracias a "su buena formación, su perfil liberal y también (por) el hecho de ser mujer". A través de los dibujos de Isabel II y Luisa Fernanda de Borbón presentes en la muestra, se puede apreciar que la pintora madrileña se decantó en sus clases diarias por el método tradicional de los principios del dibujo para que sus distinguidas alumnas diesen sus primeros pasos en el arte. Repeticiones de esbozos de manos, pies y bocas muy diferentes a sus comienzos en el mundo de la ilustración, mucho más académicos que los que Goya le procuró a ella misma casi treinta años antes.
Retrato de Isabel II de niña, presente en la exposición. (BN)
Retrato de Isabel II de niña, presente en la exposición. (BN)
Su delicada salud no permitió que Weiss tuviese tiempo de enseñar mucho más a la reina, y apenas un año después de haber empezado a ejercer de "maestra real" falleció de cólera. "En la flor de su edad, en la época en que mas debía haber brillado su ingenio, vino la muerte á arrebatar á la España una artista que hubiera sido su gloria; porque si tan temprano había llegado a sobresalir en el difícil arte de la pintura, en las diferentes clases á que se dedicara ¿que no hubiera alcanzado en lo sucesivo según la marcha progresiva con la que caminaba?" se preguntaba el conde de Rascón en su obituario.
El noble, obviamente, nunca tuvo respuesta. Pero el legado de Weiss se ha conservado intacto para mostrar, en una exposición como la de la Biblioteca Nacional, que un día no hace demasiado tiempo una artista como pocas en la pintura española fue alumna de uno de los más grandes maestros y maestra de una reina. Aquella a la que, paradójicamente, acabaron apodando "la de los tristes destinos".

jueves, 11 de enero de 2018

Lo importante (de Rosa Montero para el El País Semanal)

Rosa Montero para El País Semanal (7/1/18), sobre la educación de adultos
TERMINÉ EL AÑO asistiendo a una entrega de premios literarios. Fue toda una experiencia. Se trataba del primer certamen de relato corto para alumnos de los CEPA (o sea, de los centros públicos para la educación de adultos) de la Comunidad de Madrid. Antes la educación de adultos cubría tres frentes: primero, los estudios básicos para obtener un título oficial de primaria, secundaria o formación profesional; segundo, la enseñanza del español como lengua extranjera para los que no saben nuestro idioma y quizá ni siquiera estén alfabetizados en su lengua materna; y por último, herramientas para el desarrollo y la participación, dos horas semanales de clases abiertas en diversas disciplinas, desde informática e inglés hasta historia del arte o literatura. Con la crisis, la Comunidad de Madrid decidió que esta tercera pata era prescindible y quitó esas clases, demostrando así una vez más la poca importancia que el poder en general y este Gobierno en particular le dan a la cultura, al arte y al desarrollo de la creatividad, es decir, a todas esas actividades cuyo beneficio no es mensurable y que por consiguiente ellos consideran poco menos que inútiles.
Una antigua leyenda árabe cuenta que un mercader viajó a la ciudad el día de mercado para hacer sus negocios. Al entrar por la mañana en el recinto amurallado se topó con un mendigo que pedía limosna y, como era hombre piadoso, le dio dos monedas de cobre. Muchas horas después, comprado y vendido todo el género, el mercader abandonó la ciudad y al volver a cruzarse con el mendigo le preguntó: “¿Qué hiciste con las monedas que te di?”. A lo que éste contestó: “Con una moneda compré pan, para tener con qué vivir, y con la otra compré una rosa, para tener por qué vivir”. Siempre me ha pasmado la ceguera que tantos gestores parecen mostrar ante la necesidad que los humanos tenemos de esas cosas tan innecesarias que son el arte y la belleza. Por ejemplo, estoy convencida de que residir en un lugar hermoso, que tu barrio sea bonito, en fin, hace descender la criminalidad y la violencia. De hecho, diversos estudios demuestran que un entorno feo y sucio multiplica el vandalismo callejero, mientras que las zonas cuidadas y bien mantenidas lo rebajan. Lo cual es pura lógica.
La sociedad está compuesta por millones de personas que toman millones de modestas decisiones al día y que pueden producir grandes efectos en la vida de los demás
Por fortuna, la sociedad está compuesta por millones de personas que toman millones de modestas decisiones al día y que, con sus actitudes, pueden producir grandes efectos en la vida de los demás. Muchos CEPA mantuvieron a trancas y barrancas estas actividades a través de las asociaciones de alumnos y profesores, que pagaban una cuota mínima para poder costear a un docente. Y han podido ir recuperando algunas de las enseñanzas, como inglés e informática. Pero como la literatura y el arte siguen sin estar reconocidos oficialmente, a Laura G. Matarín, directora del CEPA de Pozuelo, una profesora vocacional y espléndida, se le ocurrió la idea de organizar este certamen “para que la Administración no se olvide de que la literatura existe”. Los cuentos debían responder a la premisa “Tengo hambre de…”. Recibieron 157 textos de todos los niveles: participaron desde discapacitados hasta presos.
Había cuatro premios y ganaron cuatro mujeres, que salieron y leyeron sus escritos. Eran buenos, y lo digo sin paternalismo. La campeona del CEPA de Pozuelo fue Mariluz Fernández: la nombro porque se lo merece. Pero la primera en subir fue la vencedora de la Comunidad, Ana Magdalena del Prado, una mujer de mediana edad que empezó a llorar nada más poner el pie en el escenario. Llorando leyó su precioso, conmovedor y muy literario texto, que hablaba de cómo la cultura y la belleza de las palabras pueden salvarte. Dio las gracias por el premio, dijo que era el logro de su vida, que por fin lo había conseguido. La felicidad iluminaba sus incesantes lágrimas; no creo que el ganador de un Nobel pueda experimentar una dicha mayor. Y me parece que todos percibimos la hondura del momento, que todos sentimos que era justa su emoción, que era muy merecida, que se trataba de un premio en efecto muy grande. No hay galardón más importante que aquel capaz de cambiar tu destino. Para que luego digan que la literatura no sirve para nada. 

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